Dibujé una línea durante 24 horas, solo una línea horizontal, minuto a minuto. Segundos de silencio...
Solo una línea, que busca revelar el escarpado horizonte de los refugiados.
Momentos de introspección. Una línea que en su radical reducción se confronta con el extremo destino de millones de personas que emigran en el mundo.
El tiempo, la espera duelen.
Mis manos, los lápices, el papel, la línea son grabados por una cámara de vigilancia y paralelamente proyectadas en la sala contigua.
Es una línea que busca mil veces unir lo separado.
Una línea de la creencia, del pulso, una línea de la esperanza. Una línea de la muerte.
Una línea repetida hasta el agotamiento...aparece el miedo, las extremidades congeladas...
Hay una declaración, un rezo terrenal, una palabra repetida en muchos idiomas: Refugiado.
Debajo, los papeles blancos aterrizan en el suelo y como un eco negro se mezclan, fragmentados.
