Quiebro ramas caídas de árboles autóctonos y centenarios, del Jardín Botánico de Chiloé, y las instalo en una sala central del Museo. Las ramas quebradas sugieren osamentas, con ellas formo un cuadrado en el suelo. Descontextualización, la extinción se aproxima... Los árboles originarios son arrasados por el monocultivo y la industria maderera. La devastación sofoca las fuerzas de la vida, no lo vemos.
Llevo un faldón negro Derviche y una blusa negra, me desnudo, entro en el cuadrado, las puntas cortantes de las ramas se incrustan en mis pies, máxima concentración, aguantar. Envuelvo mi cuerpo con gasa y extiendo mis brazos en cruz...me quedo sumida en el murmullo de la flora, en las paredes de madera, que respiran, en el frío que eriza mi piel.
Todos los días el hombre se crucifica a sí mismo.
Al fondo, en la sala contigua, a través de un ventanal, se divisa el paisaje lluvioso y borroso...