Esta instalación es una imitación minimalista de un living común y corriente, en un contexto totalmente distinto, ocupa la planta de la torre de una iglesia luterana. La alfombra está hecha de harina blanca, en cuyo centro se ubica una silla cubierta también de harina. En el medio de la sala se encuentra un televisor, cuya pantalla fue destruída y cuyo interior está desgarrado de sus elementos técnicos. Posteriormente la oquedad fue llenada de pancitos típicamente alemanes (Brötchen). Aquí la comunidad forma un cuerpo colectivo, cada familia dona un pan.
Las cosas cotidianas, se presentan en inusuales y contradictorias combinaciones de objetos, de significantes, generando tensiones: panes como contenido, en un televisor que "actúa de horno", harina que se vuelve nieve, cal, etc. El hambre no sólo como un fenómeno fisiológico, sino también como una experiencia intelectual y espiritual. En el fondo se trata de un cuestionamiento crítico sobre la religión, la creencia y el alimento espiritual.
La instalación Sacra fames es parte de un trabajo de gran formato de nombre Triduum sacrum; que se compone de esa instalación, más una instalación llamada: Sacra sitis (sagrada sed) donde yo esparcí la mitad de la iglesia con harina y cubrí con un paño blanco las copas vacías y llenas (con sangre de animal del Matadero) que estaban dispuestas en el altar. Más la performance Sacer Dolor, (sagrado dolor) realizada en el altar de esa iglesia, el viernes Santo.
La idea central de este trabajo visual son vivencias esenciales del ser humano: sed, hambre, dolor. Tres experiencias, que para mí tienen validez de sagradas.